Tras pasar toda su infancia en el orfanato y criarse juntas como hermanas, Annie y Candy se vuelven inseparables al punto de prometer jamás abandonar el Hogar de Pony o separarse una de la otra.
Tras su décimo cumpleaños (sexto cumpleaños en el manga) y gracias a su carisma, una familia muy rica, los Britter (o Brighton), quieren adoptar a Candy, y aunque la idea de tener una familia le agrada, se niega para no abandonar el hogar de Pony, y especialmente para no romper la promesa que hicieran con Annie. Sin embargo la familia Britter, al ver que Candy no desea ser adoptada, hace el ofrecimiento a Annie, quien acepta sin dudarlo; así Candy ve su inocencia defraudada por los firmes deseos de su amiga de tener padres.
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